Época: Ocaso
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
El ocaso del arte faraónico

(C) Antonio Blanco Freijeiro



Comentario

El relevo lo había tomado ya un príncipe de Herakleópolis, de nombre Sheshonk, descendiente de una familia de prisioneros libios asentados como soldados en colonias militares, establecidas por los Ramesidas en la mitad norte del país. Los mandos eran sus propios jefes nativos, con lo que su identidad y su orgullo nacionales podían mantenerse incólumes durante generaciones, como era el caso. Sus jefes, egiptizados ya, eran considerados y tratados, incluso en los templos de la comarca en que se hallaban, como príncipes locales. De este modo, el Medio y Bajo Egipto, desde Hermópolis al Delta, llegó a estar dominado por las colonias militares libias.
El paso de una a otra dinastía se produjo al parecer sin traumas, pues Sheshonk proclamó gran dios a Psusennes II y se cuidó de restaurar sus estatuas en un largo reinado (945-924). Percatándose del peligro de disgregación del país si su ejemplo era seguido por otros jefes militares, colocó a sus hijos al frente de las plazas más fuertes, a Lamartu en Herakleópolis, y a Uputa al frente del sumo sacerdocio de Tebas, aunque en ambos casos el título era el de General, revelador de su carácter de militar más que de funcionario.

Una vez seguro en el trono, inicia Sheshonk la anexión de Palestina, en la que llega hasta Megiddo. Los reyes de Byblos le erigen estatuas y permanecen fieles a él y a su dinastía. Los nombres más frecuentes en ésta -Sheshonk, Osorkon, Takelot- llegaron a sonar hasta la Península Ibérica, donde los encontramos, en sus correspondientes cartelas, grabados en los recipientes de alabastro de la necrópolis fenicia de Almuñécar (Granada). El empuje inicial de la dinastía XXII se fue debilitando hasta quedar reducido al señorío de Menfis.

Desde mediados del siglo VIII, en efecto, reinaba en Tanis un nuevo linaje, el de Petubastis, fundador de la XXIII Dinastía, pronto reconocida en la Tebaida, aunque no sin disputa de otros pretendientes. Los nombres de Sheshonk IV, Osorkon III, Takelot II y Osorkon IV, sucesores de Petubastis, indican que la nueva dinastía pertenecía al tronco líbico como su predecesora. El último de los reyes citados fue testigo de cómo los nubios llegaban al Delta, donde él estaba ya reducido a su sede en la ciudad de Bubastis.